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lunes, 1 de agosto de 2016

¡Bienaventurados los misericordiosos…!

Serafín Coste Polanco
El título corresponde a ese grito juvenil, esperanzador y comprometido de cientos de miles de jóvenes, procedentes de siete continentes y 187 pases, presentes en Cracovia en la XXXI JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, que en torno a nuestro Papa Francisco, bajo el amparo de la Virgen Negra, Patrona de Polonia, llaman a toda la humanidad, desde sus corazones ardientes, a ser misericordia.
    
Grito que no es una invitación a los jóvenes y a toda la humanidad, a estar embelesados cazando pokemones, ni el hedonismo, ni a la falsa alegría por algunas marcas de bebida alcohólica o ropa de vestir o gimnasio a visitar, sino un grito, a garganta y vidas abiertas y entregadas, a buscar soluciones a los problemas que el pecado del rencor, de la violencia y de las desigualdades sociales, políticas, económicas y religiosas, nos ofrecen, construyendo infiernos de mentiras y demagogias, revestidas de falsas libertades y que van arropando a la humanidad, destruyéndolas sin piedad y sin esa misericordia proclamada en este año jubilar de la misericordia y encendida desde Cracovia.
    
Es un llamado a compartir de cerca, con corazón sencillo, humilde y humano, las riquezas humanas, intelectuales, espirituales y del medio ambiente, con toda la humanidad, especialmente con los más necesitados de las obras corporales y espirituales de misericordia.
    
Y es el llamado que propone, motiva y compromete. Llamada emprendida por San Juan Pablo II y acogida por este inmenso Papa Francisco y ofrecida a toda la humanidad, con humildad alegre, a través de nuestros jóvenes, que aman, esperan y emprenden. Es el Pedro de nuestro hoy, que acompaña, desde Roma, a todos los que pertenecemos  a esta IGESIA DE CRISTO, sabiendo que la Iglesia es Cristo y es la barca que nos invita, señala caminos dignos que conducen a la trascendencia.
    
Es un llamado a ser testigos de la MISERICORDIA. Invitación que va más allá de nuestros pecados, ola de terror, injusticia, guerras, odios, venganza y violencia, que destruye a tantas personas inocentes en nuestra humanidad.
    
Es una fiesta, la de la fe. Celebración con Jesús, que es quien nos invita a celebrar como amigos en el Señor, uniendo personas, recursos, abrazos y banderas multicolores, en compasión, dando lo mejor de sí, para que la multiplicación de los panes siga siendo verdad en este mundo de Dios.
    
Es la fiesta que nos convoca al cambio interno para poder cambiar el mundo exterior. Y es que la misericordia siempre tiene un corazón joven. Corazón que se expresa en acoger al forastero, a ser refugio, ternura, hospitalidad, a despertar sueños. Es la convocatoria a no caminar solos, encarcelados por verjas, equipos de seguridad, por los celulares,… que nos llaman a la soledad, a la separación y a cuidarnos de las demás persona. Somos personas humanas convocadas a vivir en familia y en sociedad.
Serafín Coste Polanco
    
Cracovia nos recuerda que la vida es plena cuando se vive desde la misericordia.

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