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miércoles, 20 de julio de 2016

La iglesia y sus mediaciones

Habrá muchas personas al igual que yo que se preguntarán, ¿qué tan efectiva puede ser la intervención o mediación de la iglesia en los temas políticos o de Estado? O ¿cuáles pueden ser los aportes que esta hace a temas de Estado? Son preguntas que vuelven y me surgen por leer que ayer en la tarde se retomó el dialogo de concertación sobre la ley de partidos, y nuevamente el mediador entre los políticos y sus partidos es la iglesia.
 Pero el caso no es atacar a nuestra iglesia, sino, tratar de buscarle sentido a las cosas que hacemos como sociedad. No está mal poner por delante a nuestro Señor Jesucristo en lo que decidimos hacer, pero es el mismo señor que nos dice “al Cesar lo del Cesar y a Dios lo Dios” quizás marcando una diferencia entre lo terrenal y lo espiritual. La opinión de la iglesia en asunto de Estado es de extrema importancia pues representa un segmento de la población. Pero cuidado con eso porque pudiéramos retroceder por aquella rigidez de las posiciones de la iglesia.  
 Aunque es un atrevimiento de mi parte escribir esto, por aquello de que es la iglesia, y porque desde su conformación viene sirviendo de intermediaria ante los asuntos de Estados, llegando a tomar decisiones trascendentales para muchos países del mundo, en un momento de la historia; debemos decir que ya esos tiempos pasaron, y que la clase política de los países desarrollados escuchan a la iglesia, pero como dice Juancito Trucupei “no podemos mezclar la leche con la magnesia”.
 Hablamos simplemente de que los grandes países han comprendido que cada quien debe dedicarse a su área; hacemos alusión a que un dialogo como este debe o debería tener como mediador o moderador a un politólogo experto en los temas a tratar. Nuestra sociedad debe aprender a utilizar su recurso humano, poseemos personas brillantes en sus ares, que pueden brindar aportes de importancia y relevancia a los mejores intereses de nuestro país.
 Somos dados a que los diálogos de alto nivel, sean moderados por los representantes del señor aquí en la tierra. Entonces, ¿cómo podemos alcanzar un acuerdo beneficioso para las partes y para la sociedad? cuando tenemos personas valiosas y de respeto pero carente de conocimiento o de profesionalización en el tema en discusión dirigiendo un proceso de diálogo, porque entiendo que no se trata solo de moderar, sino, también de aportar; aunque pareciera que interesa más ungir el dialogo que sus aportes y posibles soluciones. Y la verdad no sé, qué grandes aportes pueden hacer en temas médicos o políticos quienes no lo son. Tenemos que comprender que la política es tema de los políticos, la medicina de los médicos y la religión de los religiosos aunque como entes sociales tengamos algún tipo de relación con estas áreas.
 Por Daniel E. Guillén Gómez

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